Gente, hace un frío de la recalcada madre.
En el momento en el que estoy escribiendo esto la temperatura a mi alrededor ronda los 9 °C. Respiro y el vapor que me sale de la boca empaña la pantalla y no puedo ecsribir bein.
Es el precio de vivir en el culo del mundo. Todo muy lindo con tener todos los climas en nuestras latitudes, pero eso también implica que, así como en verano podés transpirar tu propio peso en sudor, en invierno podés salir a comprar pan y terminar así:
Si sos lo suficientemente masoca como para salir de tu casa con este frío, llega un punto en donde no dimensionás con claridad la cantidad de abrigo que te estás poniendo. Te convertís en una mamushka de ropa, caminás como si tus articulaciones estuvieran de adorno, rezás para no tropezarte y terminar en el suelo, y temiendo lo frío que este pueda estar o lo titánica que puede resultar la tarea de reincorporarte con el limitado movimiento corporal que provoca el hecho de portar 3 buzos, 4 remeras, 2 camperas, una bufanda, 4 pares de medias, 2 pares de guantes, 1 gorro y quizás 2 pantalones.
Para colmo cualquier golpe o herida provocada en días fríos pareciera doler más. Cosa extraña, porque uno creería que en esas condiciones quizás los nervios estén adormecidos o algo así.
Con cierta amargura mantengo varios recuerdos de haber ido con mis amigos a jugar a la pelota en días con temperaturas gélidas extremas y en canchitas que sean al aire libre...y el horror de comerse un pelotazo bien dado en la cara en esas condiciones no se lo deseo a nadie. Que sí, en cierta forma el bombazo te calienta la cara y sirve para despabilarte un poco, pero definitivamente el posterior hormigueo no se siente muy normal que digamos.
Lo bueno de ser el arquero designado en situaciones como las descritas es que si te llevás un buzo y pantalones largos estás bien, porque dicha vestimenta encaja en la posición y la función que vas a cumplir (o sea, no es extraño que los arqueros tengan pantalones largos y usen mangas largas). En cambio algunos payasos son capaces de no abandonar jamás los pantalones cortos, a riesgo de coquetear fuerte con la hipotermia por el solo hecho de querer preservar la imagen del jugador profesional. Y algunos se quedan solo en esto, en la imagen, porque jugando alcanzan a moverse menos que el que inventó los angelitos en la nieve.
Y alguno me dirá: "¿A quién se le ocurre ir a jugar al fútbol con semejante frío?". Y bueh, con ese argumento los que participan en los JJOO de invierno son todos una manga de boludos. En especial estos:
¿En qué radica la verdadera habilidad que se debe tener en este deporte? ¿En tirar bien esa mierda que parece una pecera o en lustrar bien el piso? ¿Tengo que pensar que si laburás de barrendero municipal tenés amplias posibilidades de alcanzar una medalla? Porque este esperpento es el fruto de mezclar el juego de las bochas con escobillones. Y merca; mucha merca.
Pero lo bueno del frío y del invierno es que es la zona de confort del que adora rascarse el escroto en casa. Es como si dicho momento fuese un guiño del planeta o un consentimiento expreso del mismo de que tenés que mantenerte en el calor de tu hogar, porque si salís a hacer cualquier huevada que no sea de vital importancia quiere decir que estás mal de la cabeza.
El matecito, el cafecito, la estufita, o el quedarte en la camita con 4 toneladas de frazadas envolviéndote el cuerpo como si fueras un pionono...¿a quién no le gustan estas cosas durante el invierno? Por supuesto que a aquella persona que no tiene la dicha de quedarse en casa y que tiene que laburar buena parte del día en plena calle. Ahí te la regalo con moño y con tarjeta, porque llegan estas fechas y esa gente putea hasta en sánscrito.
Otro elemento en contra del invierno son las olas de gripes, los resfríos o las neumonías. Y a mí en lo personal me jode también el frecuente dolor de oídos que a veces sufro por estar sobreexpuesto a cualquier viento helado que me pegue en la cara y que no tenga nada que envidiarle al polvete de diamante que solía tirar Hyoga o a lo que pueden llegar a ser las peores flatulencias de Sub-Zero.
Honestamente, yo hubiese preferido terminar como Jack Torrance.
Y ya que hablamos de este personaje, quienes están más acostumbrados a las temperaturas bajas recomiendan tomarse algún que otro traguito de alguna bebida alcohólica. Al actuar como vasodilatador ello favorece que la sangre viaje a todo el cuerpo y así también pueda transportar el calor.
Hay que tener en cuenta que frente al frío el cuerpo intenta acumular más la sangre en las zonas vitales (donde están los órganos), de forma que también allí se preserve mejor el calor, priorizando estos sectores y desestimando lo que suceda en los brazos y las piernas. Por este motivo es que la sangre no va tanto hacia esos lugares y esta también es la razón de que sean los primeros tejidos en correr el riesgo de sufrir necrosis.
Así que ya saben: si tienen frío pónganse en pedo y mámense la vida; en el peor de los casos se morirán congelados antes que los demás o alcanzarán la cirrosis a corta edad, pero al menos estarán enteros (punto a favor para el alcoholismo).
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Vamos con otro capítulo más en la vida de estos chantas, porque al parecer cinco de ellos no fueron suficientes.
Como en otra oportunidad, les dejo los episodios anteriores por si se han olvidado de algo (como el buen gusto, aunque si todavía siguen visitando el blog creo que se puede asegurar que carecen por completo de él -ey, al César lo que es el del César).
¿A qué me refiero con ese misterioso y supuesto cambio de formato? Minga te voy a decir si puedo alimentarte el hype. En el mejor de los casos te picaré la curiosidad, te mantendré expectante, y desde ya que no me haré cargo de la posterior desilusión.
Está todo fríamente calculado. Por algo tenemos 5°C de temperatura (seh, se ve que entre texto e imágenes se nos fueron 4°C...es el precio de vivir en el ano del mundo).
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Les prometo que en estos espacios les brindaré toda mi calidez. Pero eso sí, será algo más parecido a un bruto pelotazo en la cara jugando al fútbol que a lo hecho por Shun en la casa de Libra.
Saludos y abríguense.
