martes, 3 de noviembre de 2020

Los Guerreros Ninjas (Capítulo 5)

 Bitacora de cuarentena

Día 200...algo. No sé, acá ya perdimos la cuenta y medio que ya no importa mucho ponerse a hacer cálculos.

Y sí, yo sé que en entradas anteriores y en twitter yo me mostraba a favor de una cuarentena...¡pero UNA, no 5 puestas una al lado de la otra, hermano!

Se extrañan muchas actividades que antes se practicaban cotidianamente, como ir a trabajar o ser feliz. Pero, una de las tantas cosas que se podrían nombrar y que de a poquito está volviendo, es el fútbol.

Oh, el fútbol...


Soy un futbolero, algo de lo que algunos quizás ya se habrán percatado a partir de historietas anteriormente subidas o ciertos comentarios hechos en otras entradas. Vamos, que con el nombre del blog y el logo algunos argentinos ya se lo pueden figurar.

Me gusta ver fútbol, me gusta ir a la cancha, me gusta el folclore del fútbol argentino...o así era antes de que este se convirtiera en un total adefesio, de que todo se haya vuelto un negocio asqueroso y vomitivo, y que una cucaracha gigante y antropomorfa haya alcanzado el estatus de presidente de la AFA (por sus siglas: Asociación de Forros Argentinos).

(El presidente de la Asociación de Forros Argentinos. ¿Por qué censuro su imagen? Porque no hacerlo está decretado como delito ecológico...y si no, debería)

Lo único bueno de una cuarentena larga como eructo de jirafa fue que tuvimos un descanso de los descajetes que se vieron con los formatos de los torneos, los chanchullos y demás. Igual 200 días de descanso de las payasadas cometidas por estos dirigentes no son suficientes. Y no se lo digan a nuestro Ministerio de Salud, porque si se aviva de que nuestro fútbol es insalubre nos decretan una cuarentena conformada por años en lugar de días.

No ir a la cancha después de tanto tiempo te hace extrañar ciertas cosas que uno experimentaba en la tribuna: el sol pegándote todo el día en la cara si tu equipo jugaba muy temprano, hacer ejercicio subiendo 40 escalones para encontrar un buen lugar de donde ver el partido, contaminar tu metabolismo con las hamburguesas asquerosas que te vendían o con las gaseosas calientes y completamente carentes de gusto, pisar esos baños hechos un asco, escuchar la "voz del estadio" que intenta describirte la formación de cada equipo en la previa pero a la que no le entendías un pito (el micrófono va afuera de la boca, animal), buscar un lugar para estacionar en los alrededores y que no esté controlada por los conocidos "trapitos", etc.

(No, no estamos hablando de vos, bolsa de pajas)

Pero otra cosa que se puede extrañar son los personajes tan variopintos que usualmente se pueden encontrar en un estadio. En honor a ellos, he aquí un compilado de algunos de los que yo he visto en todos mis años de ir a la cancha:

-El que se jacta de ir siempre: y antes de que en Argentina prohibieran el público visitante debido a los reiterados hechos de violencia, también podíamos mencionar al que se jactaba de ir a todos los estadios con tal de seguir a su equipo.

Esta medida de prohibición solo aplica al fútbol argentino. O sea que si dos equipos argentinos juegan un partido por torneo local, el público visitante no puede asistir; pero si están jugando una copa nacional o internacional, pueden ir con total normalidad.

Por si eso no fuera lo suficientemente estúpido, algunos clubes del interior del país establecieron que iban a venderle entradas a un nuevo tipo de público: "el público neutral", una forma sutil de dejar que cualquiera que no sea hincha del equipo local (como por ejemplo, el equipo visitante) pueda ir a ver el partido.

Sí, Argentina al desnudo...

En fin. Esta clase de fanáticos que se pavonean por seguir a su equipo a todos lados son como esos religiosos que se sienten superior a la media promedio por ir todos los días a la iglesia, a lo Ned Flanders.

Llueva o truene, haga frío o calor, ellos están ahí. Son capaces hasta de faltar a cumpleaños de sus amigos, reuniones con familiares u otros eventos importantes por el solo hecho de sentir obligación por ir a la cancha. Incluso pueden faltar a su propio casamiento (y me refiero al novio o a la novia) o hasta al parto de sus hijos (y me refiero al padre o a la ma...eemmm...bueno, sí, ¿quién te dice?).

-El que va a pelotudear: es alguien que casi no ve el partido, que le chupa un huevo lo que sucede en la cancha, que se la pasa mirando el celular o hablando con los amigos de lo que van a hacer a la noche o el fin de semana. Todo esto mientras a tu equipo lo están recontra cagando a pelotazos y mientras tu ano se convierte en una máquina industrial de rebanar clavos por los nervios.

La pregunta que a todos se nos viene a la cabeza es: ¿¿¿a qué va esta gente???

Ojo, son libres de tirar la guita en lo que quieran, pero en el caso de los que hablan de otra cosa (si los tenés muy cerca y no paran un segundo) esto es un poco parecido a hablar en el cine.

Irónicamente a veces los ves quejándose por no haber podido conseguir entradas. Flaco, si vas a quejarte de no haber conseguido entrada para todo espectáculo que no quieras ver, podés empezar con un desfile de leprosos o con un concierto de Maluma.

Ok, creo que con lo primero me pasé un poco de la raya. Con lo segundo directamente me fui al carajo.

-El que te baila las canciones que se cantan en la tribuna: este vago, o está re puesto, o lleva el ritmo en la sangre. O ambas.

Los podés encontrar en la parte de abajo en la tribuna, cerca del alambrado, donde se cuelgan banderas, o en cualquier lugar donde tengan espacio para maravillarnos con todo su flow. Aunque no vean mucho el partido, hay que reconocer que en líneas generales bailan bien los turros.

Bueno...no todos.

¿Ustedes qué opinan? ¿Al del gif se le está cayendo el pantalón? El desafío es determinar dónde empieza y dónde termina la cintura (si técnicamente se puede decir que la tiene).

Nah, todo bien con el Gordo Ventilador, personaje entrañable del glorioso San Lorenzo de Almagro. Le dicen "ventilador" por la costumbre de revolear la camiseta, pero yo creo que si lo pintás de blanco con lo cuadrado que es parecería más un aire acondicionado.

-El que lleva las banderas: y que por ende cree que es imperioso hacerle saber a todo el mundo que vino desde la República de la Concha de la Lora para ver a su equipo, comiéndose un viaje más largo que el que hizo Magallanes en el siglo XVI.

Eso sí, si las pierden o se las roban quedan como el culo, porque encima las cuidan y las quieren como si las hubieran parido.

-El que todavía no se aprendió cierta canción de cancha pero intenta cantarla igual: sin meditar la opción de quedarse callado, abren la boca e improvisan más que un freestyler.

Una vez escuché a alguien cantar en ciertas estrofas solo las vocales. Así si por ejemplo, la canción decía: "¡Que los partidos se ganan dentro de la cancha y acá en los tablones!", el tipo cantaba: "¡Eoaioooo eeeeeeaaaaaaaa eeeeeoeee aaaaaaaaaaa-aaaa iaaaaa eoo aaaaaaoooooeeeee!".

Después cuando terminó el partido me di cuenta que el tipo era gangoso. Pero bue, cuenta como ejemplo.

-El mufa: aquella persona que cuando va, tu equipo pierde, le expulsan a 2 jugadores, se lesiona la figura, a la salida a vos te roban, camino a casa pisás mierda de elefante, cuando llegás te das cuenta que perdiste las llaves, y cuando entrás luego de romper la ventana prendés la tele y te enterás de que a medio plantel de tu equipo les saltó el control antidoping.

Podemos discutir si es tonto creer en supersticiones o no, pero eso no quita que esto pasa.

-"Yo no creo en brujas pero que las hay, las hay"- Aristóteles

Por obvias razones, generalmente este personaje va a la cancha poco y nada. Y si bien uno no es lo suficientemente boludo como para llevarlo cuando se juega contra el clásico rival o en un partido importante, a veces sí se es lo suficientemente boludo como para llevarlo el partido anterior (a ver, si en este partido te rajan a uno o se lesiona el goleador, a la fecha siguiente te jodés).

No seas gil y si vas a llevar a esta clase de personas a la cancha o si vas a ver el partido con ellos, asegurate que tu equipo no esté jugado por nada. Y si podés, que ni siquiera esté jugando.

De última le mentís y le decís que sí, que lo es. Que cambiaron el plantel por completo, que cambiaron de técnico, de camiseta, de colores, y de paso ya que estaban también cambiaron el nombre del club...total, ¿qué va a sospechar?

-El cabulero: en la vereda de en frente al caso anterior, tenemos al que cree ciégamente en las cábalas (todo objeto, situación o elemento ajeno al partido que se está jugando, que puede traer suerte o servir de amuleto y recurso supuestamente infalible para cuando te la ves negra).

Gritar "¡Menem!" cuando el rival patea al arco; sentarse o pararse en determinado sitio; darte la vuelta para no ver un penal; vestirse de una determinada manera o usar una ropa en particular; etc.

En este apartado podés encontrar de todo. Y cuando digo "de todo" quiero decir DE TODO. Una vez vi a un hombre que gritaba obsenidades, levantaba la mano derecha e inclinaba la cabeza cada vez que el equipo rival tenía la posesión de la pelota.

Después cuando terminó el partido me di cuenta que el tipo tenía el sindrome de Tourette. Pero bue, cuenta como ejemplo.

-El que le pone colorido a la cosa: esto es más propio en época de mundiales o cuando juega la selección de un país, pero nunca entendí cuál es la gracia de pintarse la cara. Más cuando ya de por sí tenés la camiseta del equipo.

¿Esa mierda no se corre con la transpiración y el tacto? Cuando arranca el partido sos William Wallace, pero cuando volvés a tu casa ves esto en el espejo:


Igualmente yo banco a la gente que le pone colorido llevando sombreros, gorras tipo "piluso", que se disfrazan, o que compran globos y rollos de papel para recibir al equipo cuando sale a la cancha.

(No sean mal pensados, se está tocando la pancita)

-El hijo de re mil p*** que grita los goles antes: algunos relacionan esta tendencia de gritar o decir "Gol" cuando la pelota todavía no entró del todo con una suerte de eyaculación precoz.

Cuando esto sucede, el 99,99% las veces la pelota no entra, el precoz queda como un pelotudo, y vos no podés disimular las ganas de verlo rodando por los escalones de la tribuna.

Regla de oro en el fútbol: los goles nunca se gritan antes.

-El que confunde a algunos jugadores: yo tengo algo de esto. No siempre pasa, pero si tenés a dos jugadores parecidos en altura y contextura, si los números no se ven bien, y si empiezan a jugar en otra posición o se paran para el tuje en la cancha...y sí, le puede pasar a cualquiera.

Pero después están los que no pegan una: "¡Bien Pipa!", y resulta que no solo al Pipa lo vendieron un mes antes sino que encima al que están halagando es al Pipa rival.

Pipa es la que te fumaste antes de venir a la cancha, falopero del orto.

-El gran DT: ese que sabe todo lo que tiene que hacer el equipo y en qué momento. Si el entrenador de tu equipo no se enoja, grita o gesticula lo suficiente, despreocupate porque este lo va a hacer por él.

Afortunadamente lo más cerca que pueden estar del banco de suplentes es sacando entrada para sentarse en la tribuna que está justo detrás.

-El puteador serial: puede ser parecido al anterior, pero hablamos de alguien que sin lugar a dudas va a la cancha para sacarse la frustración que acumuló en la semana.

Este personaje es capaz de insultar por todo. Si un jugador se equivoca, lo putea; pero si ese mismo jugador después hace algo bien, el tipo puede felicitarlo al mismo tiempo que lo putea: "¡Al fin hacés una bien, la concha de tu madre!".

Es que a veces el fútbol saca al exterior todo lo que estés reprimiendo.

("¿El más campeón? ¡No, no! ¡Yo zoy el masca pelón!")

Este jugador sale a jugar con el cuchillo entre los dientes, pero en lugar de la hoja prefiere morder el mango.

-El "cocacolero": ¡No podía faltar! También puede ser heladero, confitero, cafetero, y otros teros. En realidad acá podemos englobar a todo vendedor ambulante que esté en la tribuna o sus cercanías.

Para venderte pueden hacer uso de infinidad de frases, tonos, latiguillos o eslogans. Y aunque al final te hagan mierda con los precios, se hacen querer.

Dejo algunas de las frases que he escuchado y recuerdo con nostalgia:

● Una chica vendiendo sanguches de milanesa a $3 (cuando el peso argentino valía más que una bola de pelusa) mientras cantaba: "A 3 la milaaaa...a 3 la milaaaaa...a dos por 5, a dos por 5, a 3 la milaaaaaa".

● Un heladero con terrible vozarrón: "¡Frigor, papeeeeeeee! ¡Hay helado, cheeeee! ¡Helado, helado, helado! ¡Frigor, papeeeee!".

Dato de color: este tipo te vendía helado de cualquier marca, menos la que prometía. Te estafaba, pero al menos lo hacía con gracia.

● Un flaco vendiendo cadenitas (y cito) "como la que usaban los famosos": "Cadenitas, cadenitas. Cadenitas como lo famo'...Hacete famoso vo'".

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¿Yo dije que extrañaba ir a la cancha y ver fútbol? Seh...no me lleven el apunte...

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Quinto capítulo de los Guerreros Ninjas

Dejo por acá los anteriores por si se perdieron alguno o por si quieren revivir nauseas pasadas:

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4


























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Tardé una banda en volver a publicar. Esta época del año es la que más ocupado me trae.

Por eso no olviden que pueden seguirme en mis redes sociales (twitter, instagram) o seguir el contenido que dejo periódicamente en Faneo.

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Prácticamente es la mesma merda que subo acá, pero lo voy publicando de a poco en lugar de hacerlo de golpe.

Saludos pa' todos.