viernes, 26 de julio de 2019

Los Guerreros Ninjas (Capítulo 2)

Hace un par de meses tuve que atender una de esas típicas y enfermizas llamadas provenientes de cierta empresa de telefonía móvil (a la cual, para no escracharla, vamos a disfrazarle el nombre y vamos a llamarla "Oscuro"). Dicha comunicación fue dirigida por lo que parecía ser una mujer joven, de voz melodiosa, acento particular, y una  increíble, marcada e insoslayable predisposición para ROMPERLE LAS PELOTAS A TODO LO QUE PRODUZCA SOMBRA Y SE DIGNE A VIVIR EN NUESTRA REALIDAD.

¿Por qué comento esto? Por nada en especial, pero pasa que al momento de publicar este segundo capítulo del cuarteto más alienante y disparatado que pueda haber, lo recordé...y bueno, con algo tengo que rellenar estas introducciones, viste. Cuando lean el capítulo notarán las referencias.

Seré curioso, ¿hay alguien a quién no le colme la paciencia ese tipo de llamadas que te hacen con la mera intención de ofrecerte cambiar de empresa, acercarte ofertas que no necesitás, avisarte sobre paquetes que no querés, e informarte sobre descuentos que no pediste?

Soy un hombre de gustos sencillos, por lo que sencillamente no me gusta que me rompan las pelotas. Y por muy económico que me resulten esos ofrecimientos, yo a mi celular no le doy mucho uso, y eso es algo no va a cambiar.

Los que me conocen saben de esta apatía hacia ciertas herramientas tecnológicas, y me respetan por eso. Es más, hay quienes me admiran y me felicitan, entre lágrimas, asegurándome que les gustaría parecerse a mi. Casi que me elevan al plano de maestro espiritual y cuelgan fotos mías en sus habitaciones.

Volviendo al tema, y dado que este espacio me pertenece y que puedo hacer lo que se me cante el 5º forro de las bolas, voy a hablarte a vos, estimada empleada mediocre e insoportable de la nefasta y recalcitrante empresa Cla...digo Oscuro. Sé que es probable que nunca leas esto y también sé que en realidad no sos la máxima responsable de los dolores de bolas que provoca tu empresa...pero a la mierda, que se venga la catársis.

Si no les interesa lo que viene pueden ir directamente a la historieta. Si por otro lado te venís sintiendo identificado o identificada con lo anteriormente expuesto y tenés ganas de acompañarme en este recorrido repleto de odio visceral ante este tipo de llamadas, te invito a que te sirvas algo de tomar y te acomodes en tu asiento porque esto se va a hacer un poco largo.

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Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 26 de julio de 2019


Estimada trabajadora de la empresa Oscuro Argentina:

De mi mayor consideración, y sin ánimos de causar una ofensa que pueda resultar desagradable para usted y los suyos, es menester manifestar por mi parte, de forma expresa, taxativa y determinante, mi respetuosa pero firme declinación hacia las bastas y constantes ofertas que su empresa tiene para proponer a sus usuarios...o sea, no quiero nada, pedazo de conchuda.

No quiero nada ni de vos, ni de la empresa pedorra que te chupa la sangre y te exprime laboralmente como si fueras un pomelo rosado. No me llames 2 veces al día, los 365 días del año, y deciles a los malparidos de tus compañeros que tampoco lo hagan. No me llamen porque van a colgar el teléfono con 60 insultos nuevos para agregar a su repertorio, algunos de los cuales posiblemente no sabían que existían.

No quiero ningún plan mugroso, ni ningún servicio que finja desesperadamente ser nuevo o diferenciarse de los demás; ni tampoco cambiar mi aparato por el nuevo Sumsang modelo XYZΩE=MC²←↓→ O, X, ∆ y la re puta madre que te amamantó. Menos que menos quiero cambiar de empresa (a la cual, para no escracharla tanto, vamos a disfrazarle el nombre y a llamarla...Impersonal).

Y prefiero no cambiar de empresa no porque adore la que tengo, sino porque supone un trámite que me obliga a tener que contestarte datos que seguramente ya tenés (lo cual es obvio, porque por momentos te contestás solita a las preguntas que vos misma me hacés) y que me da paja confirmar. No me sorprendería si el día de mañana me entero que el procedimiento lo pueden hacer ellos sin la necesidad de llamarte y someterte al interrogatorio más fome de la vida.

Lo peor de todo es cuando uno le dice a esta gente que no, que no querés lo que te están tratando de encajar y te preguntan el por qué, el motivo por el cual te negás, la causa que te hace rechazar el ofrecimiento, el móvil, la razón, el pretexto.

¿Encima que vos me llamás presuponiendo que puedo estar interesado en la bosta que me estás queriendo vender, te tengo que dar explicaciones para no aceptar tu semen apestoso y hediondo? ¿Te alcanza con que te diga que no me interesa? No, por supuesto que no, porque es allí donde a veces se viene el "quiero retruco": "¿Y pooooor queeeé no estaaaaaá inteeeereeeesaaaaaadoooooouuu?"

¿¿No se te ocurre pensar, aborto de mandril, que si estuviera interesado en tus cochinadas llamaría a la empresa y las pediría yo mismo?? Yo no espero que una concesionaria de autos me traiga un Mercedes Benz a mi casa invitándome a comprarlo. Al menos los antiguos vendedores ambulantes en épocas pasadas tenían las bolas para ir a enfrentarte cara a cara y para bancarse andar de casa en casa ofreciendo algo que lo podías ver con tus propios ojos y tantear con tus propias manos. Estos tienen el culo empotrado en una silla durante horas y lo único que mueven son los dedos, la mano y (sobretodo) los labios y la lengua.

Y después está ese estúpido e infame recurso que utilizan de cambiar el número para que "no sepas" que efectivamente son ellos los que te llaman. ¡Guaaau, cuánta perspicacia! ¡Qué mente maestra la que estuvo detrás de semejante maquinación! Me inclino ante tan ilustre e inmaculeada demostración de superioridad intelectual.
Si Stephen Hawking estuviera vivo se levantaría de la silla exclusivamente para hacerles una reverencia, honorables eruditos y paladines del saber.

Rómpanme las pelotas pero no insulten mi inteligencia creyendo que no me doy cuenta de que son unos reverendos hijos de mil puta (del primero al último) que juegan con la prudencia de la gente. Porque por supuesto, si te llega una llamada de un número que no tenés agendado siempre está el riesgo de que sea alguien que no conocés y que consiguió tu celular para comunicarte una emergencia (aunque en ese caso te llamarían más de una vez, pero no todos lo hacen), por lo que no podés pasarte el resto de tu vida ignorando todas las llamadas y en algún momento vas a ser víctima de las desleales prácticas de estos soplapitos.

Todos estos son los pensamientos que se me cruzan por la cabeza cuando atiendo el celular y escucho esa voz mecánica e insulsa que vomita explosivamente oraciones casi sin la necesidad de interrumpirse para tomar aire. Afortunadamente a veces la llamada se entrecorta y solamente escucho el 40% de las pelotudeces que tienen para decir.

Para colmo de males en ocasiones te toca un pajero o pajera que se deja la simpatía y las ganas de laburar en casa. Alguien que, valiéndose del tono de voz más depresivo y apesadumbrado, no tiene demasiados inconvenientes en dejarte en claro que desearía estar en ese momento en el living de su hogar, rascándose el culo hasta con los pies, en lugar de estar hablando con un forro que solo le contesta monosílabos y que prefiere hacer gárgaras con diarrea de búfalo que estar fumándose su discursito masticado y digerido que no convence ni a las putas pero que les obligan a decir como si formaran parte de una obra escolar actuada por alumnos de jardín de infantes. 

Para no seguir dilatanto esto, y luego de ciertas preguntas o comentarios tales como:
- Necesito corroborar ciertos datos...
- ¿Señor? ¿Está usted ahí? Oigo ronquidos
- ¿Quiere agrandar su combo Big Mac por $70 o acompañarlo con papas fritas y una gaseosa grande?
- ¿Qué gana con venir a esta oficina para partirme el escritorio en la cabeza?
- Le aseguro que mi madre es una señora muy decente

...más otros diálogos que la verdad no vienen al caso...luego de todo eso, decía, pude disfrutar y deleitarme del placer de colgar. Igual fue al pedo porque pasado un día me volvieron a llamar y les atendí como un pelotudo...¡dios mío, qué pelotudo!

En fin, creo que ya se alargó demasiado esta introducción. Ah, por cierto, para los que me conocen les aviso que ya no tengo más Personal, que me pasé a Claro. Así que si me llaman o mandan mensaje, ya están informados sobre el cambio.

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Bueno, segundo capítulo de Los Guerreros Ninjas. ¡Pa' que lo gocen!